El curso de egiptología ha terminado y con él, el conjunto de talleres / seminarios / cursillos que se han ido organizando a lo largo del presente curso.
D. Joaquín Lizana nos ha sabido sorprender en cada sesión con sus conocimientos, objetos coleccionados y anécdotas; como si de un Indiana Jones se tratara.
Resulta difícil valorar un curso como éste teniendo en cuenta que nunca habíamos entrado en este terreno con tanta profusión. La forma de exponerlo se sale del sistema habitual cronológico que suele ser la guía en otros foros, pero el procedimiento ha dado excelentes resultados al provocar el interés y la inquietud del alumnado, por lo que estamos seguros que disfrutaremos mucho tiempo tratando de asimilar toda la información que nos ha ido transmitiendo.
El sistema se ha basado en dividir las sesiones en función de centros de interés significativo: La escritura hierática y jeroglífica; los escarabajos y escarabeos como nexo entre escritura y joyería de la que aún estamos sobrecogidos por su belleza y perfección técnica: los enterramientos en sus diversas formas más o menos espectaculares y casi siempre profanadas ya desde la antigüedad; el estudio del arte en el periodo intermedio para gozo de los sentidos y envidia vertiginosa de cómo se valoraba la belleza hace más de cuatro mil años cuando aquí andábamos escondidos en cuevas, protegiéndonos de fríos y fieras gracias a hogueras que encendíamos en la entrada de nuestras cavernas del Vero. Como guinda y siguiendo en su línea habitual de sorprendernos a diario, nos habló de las falsificaciones tanto para turistas como de expertos museísticos.
Todo el curso ha estado salpicado de unas anécdotas vividas en sus expediciones que nos han hecho sonreír pero sobre todo envidiar la intensa vida de este profesor enamorado de la actividad que realiza y valorado tanto por sus conocimientos científicos como por su carácter personal en tantos lugares del mundo que ha recorrido. Inolvidable.
No sería justo cerrar este artículo crítico sin valorar el esfuerzo de la junta por conseguir que los medios técnicos se adaptaran día a día a las necesidades de exposición del D. Joaquín Lizana. Imagen y sonido funcionaron facilitando que las explicaciones llegaran nítidas a todos los rincones del aula.
Bien está lo que bien acaba.