D. Quijote ha librado una famosa batalla
en nuestra aula 10. Ha sido un mano a mano entre nuestros amigos Ángel Garcés,
cinéfilo; y Luis Gómez, catedrático de literatura española.
Ángel nos ha
regalado una joya desconocida: un corto sobre D. Quijote emitido en el 1902. La
película más antigua de las conservadas. Esta misma cinta la presentó D. Jacinto
Benavente en el Ateneo de Madrid 1902.
Son 7 episodios.
Los fotogramas fueron coloreados con mucha posteridad, excepto el último,
dedicado a la muerte de D. Quijote, ambientado en un tono frío gris-azulado,
para enfatizar la escena del lecho mortuorio.
Luis Gómez, antes
de iniciar la conferencia “Cervantes: historia de un mito”, ha dedicado un
minuto de silencio al recuerdo del amigo común, Alberto Santos, cofundador de
la A AA AA de la Universidad de la Experiencia.
Su disertación
consta de dos partes: La 1ª, ha ido encajando la obra de Cervantes al compás de
sus vicisitudes vitales. En la producción cervantina aparecen temas reiterativos:
cárcel, fracasos, libertad… reflejo de su experiencia. La época más fructífera
es la comprendida entre sus 66 y 68 años. ¡Tercera edad!
La 2ª parte la ha
dedicado al novelista Cervantes. El más grande. Lo respaldan algunos títulos:
La Galatea, Trabajos de Persiles y Segismunda, Las Novelas ejemplares, y
sobresaliendo, con mucho, D. Quijote.
Un análisis
rápido del Quijote revela que la obra no surgió de la nada. Tiene antecedentes
en La Celestina (1499), El Lazarillo de Tormes (1554), Guzmán de Alfárache
(1599) y, sobre todas, Entremés de los
romances (1591) cuyo influjo decisivo demostró Menénez Pidal ya en 1920, por su
similitud con los cap. 4º y 5º de la Iª parte, y es obra atribuida a Cervantes.
El Quijote es una
novela redonda porque la inicia un idealista enajenado que deviene en cuerdo
frente a un cuerdo que acaba perturbado por idealista. Cervantes es un maestro
en el retrato masculino posiblemente por su conocimiento de la literatura
italiana, donde se familiarizó con el tema caballeresco para aderezarlo con el
pastoril, los dos ingredientes que le dan sabor al Quijote. Cervantes militó
como soldado en la Batalla de Lepanto y como paje del legado Acquaviva
(1569-71) en Roma.
A los siete años
de aparecer el Quijote ya se tradujo al inglés y en España hemos tardado 400
años en preocuparnos por saber dónde estaba enterrado Cervantes.