Carlos Garcés, en la víspera de la fiesta de S. Vicente, nos explicó en una sapiente e ilustrada conferencia, quién era nuestro segundo patrón.
Martirizado
el 22 de enero del año 304, durante la persecución del tetrarca romano,
Diocleciano, en Valencia. Prudencio, poeta hispano-romano, pudo conocer la
segunda generación de los testigos del martirio y la transcribió en su Peristephanon.
El
Padre Huesca considera auténtico el relato pasional pero los historiadores
conceden mayor verosimilitud a las Actas
que narran el martirio de S. Fructuoso, obispo de Tarragona, por ser un texto
más sobrio, exento de los alardes de la pasión de S. Vicente. El relato más
fidedigno, no obstante, corresponde al Pasionario
Hispánico usado en la liturgia visigodo-mozárabe.
Antes de
la invasión árabe (año 711) S. Vicente ya tenía una iglesia dedicada en
Córdoba, que fue derribada para, en su lugar, levantar la mezquita. La primera
iglesia dedicada en Huesca surge, cuando
Pedro I, en 1097, entregó la dotación de la mezquita de Ibn Atalib a la
catedral de Roda de Isábena y dicha mezquita se reutilizó para convertirla en
iglesia, hoy convento de la Asunción, cuyo
patrón sería S. Vicente. En su lugar se halló un monolito con inscripción
romana, fechado el año 19 a. C., depositado en el Museo Provincial.
Agradecemos la atención que Carlos
Garcés ha tenido con nuestra Asociación en el preludio de la fiesta pequeña de
Huesca. Nos ha dejado una serie de artículos suyos publicados sobre S. Vicente
y otros relacionados con S. Lorenzo, a los que hizo referencia en su
conferencia. Para acceder a ellos pulsar artículos.
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