Hoy ha finalizado el Taller de Historia, que, durante seis
sesiones, nos ha impartido D. Daniel Aquilué Dominguez. Doctor
en Historia. En nombre de la Asociación y especialmente de los
participantes en el mencionado Taller, le agradecemos enormemente su
predisposición para con nuestra Asociación e implicación en el
desarrollo de las sesiones, que bajo el título y temática que
seguidamente insertamos, ha tenido la amabilidad de resumirnos:
La Guerra de
Independencia en Aragón (1808-1814)
A lo largo de seis
sesiones hemos visto los acontecimientos y contextos de un periodo
muy intenso en la historia aragonesa y crucial en la configuración
del estado-nación español. Comenzamos con una contextualización
muy amplia en el espacio y el tiempo, puesto que las relaciones entre
Aragón y Francia se remontaban a la Edad Media, tanto geopolíticas
como económicas, continuando en la Edad Moderna con la Monarquía
Hispánica. El siglo XVIII vio primero la alianza entre los Borbón
franceses y españoles, después la guerra declarada por Carlos IV a
la Revolución Francesa, para volver luego a la alianza
hispano-francesa.
Tras ello ya nos
adentramos en el cataclismo del año 1808 cuando, tras unos años de
crisis variadas, llegó el levantamiento, guerra y revolución en
España, teniendo Aragón un papel particular. En Zaragoza, los
labradores amotinados destituyeron al capitán general y elevaron a
un joven José de Palafox, quien levantó el llamado Ejército de
Aragón y declaró la guerra a Napoleón Bonaparte. Llegaron las
primeras derrotas, la inesperada resistencia de la ciudad de Zaragoza
en su Primer Sitio, su ruina en el Segundo Sitio.
Todas las plazas
aragonesas se comprendían en la capitulación zaragozana, pero
muchas optaron por resistir a los invasores napoleónicos. La línea
del Cinca, Mequinenza, Albarracín… Se constituyeron en focos de
resistencia. En 1809 el general Joaquin Blake logró una gran
victoria en Alcañiz, pero acabó fracasando en su campaña de
reconquista de Aragón. Surgieron las guerrillas, convertidas después
en ejércitos, con altoaragoneses como Felipe Perena y Pedro
Villacampa a la cabeza, quienes dieron mucha guerra al gobernador
francés de Aragón: Luis Gabriel Suchet.
Una de las sesiones la
dedicamos a ver cómo se articularon las dos legitimidades y
gobiernos en aquel momento. José I Bonaparte y Suchet por un lado,
la Junta Superior de Aragón y la Junta Suprema y Cortes de Cádiz
por otro. Era el inicio de la Revolución liberal en España. Aragçon
envió sus diputados a Cádiz, destacando Pedro María Ric, Luis de
Palafox y, especialmente, el liberal Isidoro de Antillón.
Aquella guerra total
terminó en 1813 en suelo peninsular, en 1814 con la invasión del
sur de Francia. Todo había quedado devastado. El rey Fernando VII
regresó a España y abolió la constitución de 1812. Las
consecuencias de las guerras napoleónicas repercutieron en todo el
continente europeo en los siguientes años, pero esa es otra
historia.